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En Santander, el juego anda entre pianistas (y orquestas)

En Santander, el juego anda entre pianistas (y orquestas)

FESTIVAL INTERNACIONAL SANTANDER Beethoven: Concierto 4. Bruckner: Sinfonía 4 Intérprete Jaeden Izik-Dzurko, piano. Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias Director Nuno Coelho Palacio de Festivales 24 de agosto Maria João Pires e Ignasi Cambra, pianos Interpretes Obras Debussy, Mompou, Mozart y Debussy Palacio de Festivales 25 de agosto 3A punto de terminar la actual edición del Festival Internacional Santander aparecen en la programación intérpretes de referencia, como la pianista Maria João Pires quien sigue sobre el escenario a los ochenta años recién cumplidos sin dejar de guiñarle el ojo a la despedida. Desde que en 2017 anunciara su retirada, Pires ha estado yéndo y volviendo, actuando en lugares muy diversos e implicándose en proyectos de raíz social y artística como el Belgais Center: granja, laboratorio y taller o, como prefiere decir su fundadora, «un estado de ánimo». Quizá sea la mejor expresión puestos a resumir lo que Maria João Pires representa como música tras muchos años de carrera dedicada a penetrar con particular vehemencia en el repertorio más íntimo. Por supuesto que reducir sus logros a una sola palabra lleva a una falsa apariencia: la calidad pianística de Pires no es ni mucho menos pequeña y se ha comprobado una vez más en el recital ofrecido en Santander, realizado en compañía de Ignasi Cambra y en el ha sido parte fundamental la experiencia y lo mucho acumulado. Junto a él comenzó interpretando el movimiento de sonata «Lebensstrüme» escrito por Franz Schubert en el año de su muerte, para pasar de inmediato a Mozart. Lejos de cualquier preciosismo, todavía haciendo muy presente la sonoridad poco agradecida del instrumento, Pires interpretó la sonata 13 con sonido generoso, recta en el concepto y en el sentido afirmativo de la interpretación, estableciendo un momento de especial concentración en el segundo movimiento «Andante cantabile», en ese espacio de desarrollo en el que las modulaciones se suceden y la obra alcanza una calidad cromática de muy particular originalidad.Noticia Relacionada Cuéntame un huerto estandar Si Cosecha de corcheas: el amor de Pablo Heras-Casado y Adrián Linares por los cultivos Pep Gorgori El director de orquesta Pablo Heras-Casado y el violinista Adrián Linares comparten su amor por los cultivos Cuando se apunta a lo íntimo se está observando una manera de expresarse que en este recital se vio con mayor claridad en los dos últimos movimientos de la «Suite bergamasque» de Debussy, incluyendo el popularísimo «Clair de lune». En ambos casos con el sonido mucho más hecho y con la posibilidad de volcarse en la calidez de un expresión que es, sin duda, algo realmente personal, que subyace y aflora más allá del gesto sereno e impasible de la pianista. En paralelo, a Ignasi Cambra, pianista de enorme talento, se debió, además de la sonata 4 de Mozart todavía por perfilar en muchos detalles, una selección de la «Cançons i danses» de Federico Mompou tan difíciles de interpretar con sensatez y sin rebuscamientos como fáciles para un intérprete con distinción. Cambra la tiene sin duda y también una técnica muy sólida.Cambra y Pires en el concierto del 25 de agosto Pedro Puente para el Festival Internacional de Santander En este sentido, su ceguera es un hecho que no merecería tener mayor importancia si no fuera como pretexto para señalar que el Festival Internacional Santander ha hecho una versión en braille del programa de mano del concierto y que al inicio de la edición, el personal del festival y el equipo de acomodación y atención al público participó en una jornada de formación, en colaboración con la ONCE, sobre atención a personas con discapacidad visual, con el objetivo de eliminar barreras en el acceso a la cultura. A partir de aquí, lo que en verdad representa Ignasi Cambra se puede resumir remitiendo a la interpretación de la música de Mompou y junto a Pires a la vuelta sobre Debussy («Rêverie» y «Valse romantique») con la que se cerró un programa que creció en calidad e intensidad. No es menos importante entre los nombres de última hora a destacar en Santander la referencia a los conciertos protagonizados por algunas orquestas. Entre las que se han escuchado este año están la Sinfónica del Estado de Sâo Paulo con Thierry Fischer, y la del Festival de Budapest, que es ya un clásico de los veranos norteños, con su director Ivan Fischer y la violinista Patricia Kopatchinskaja. Se oirá también a la Filarmonica della Scala con su titular Riccardo Chailly, y a la Orchestre Philharmonique de Radio France dirigida por Mikko Frank, con la participación de la violonchelista Sol Gabetta. Entre todas ellas aparece la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias con su director titular Nuno Coelho y Jaeden Izik-Dzurko, pianista originario de la Columbia Británica y último ganador del Concurso Internacional de Piano de Santander Paloma O'Shea en su última edición 2022. En la historia del concurso, finalizada tras cincuenta años de recorrido, está la promoción de varios jóvenes instrumentistas. Entre ellos están los españoles Josep Colom, ganador en dos ocasiones comenzando por la primera edición, y Juan Pérez Floristán , vencedor en la de 2015. Ambos mantienen pujante su actividad interpretativa bien colocados entre los nombres adscritos a este concurso y que merece la pena seguir recordando. Algunos otros fueron flor de poco tiempo tras intentar hacer carrera en un mercado enormemente competitivo y en el que, día a día, surgen genios capaces de hazañas técnicas imposibles y en menor número de proezas musicales con verdadera significación. En este sentido, Jaeden Izik-Dzurko deja tras su actuación en Santander un sabor agridulce que cuesta relacionar con la élite pianística actual. Por supuesto que la desenvoltura técnica es tan indiscutible como el hecho de que esta se ponga al servicio de una mecanográfica versión del concierto 4 de Beethoven. Costó encontrar en Izik-Dzurko un sonido distintivo a partir de un instrumento de dureza implacable o un gesto musical particularmente relevante, moviéndose en una gama dinámica con tendencia al fuerte y planteando una lectura de prosodia muy afirmativa. Con todo, ofreció mejor disposición en el segundo movimiento en varias ocasiones cediendo hacia la contemplación de un romanticismo un punto acaramelado; del mismo modo que en el primero y tercero buscó la conjunción con una orquesta que en todo momento se mantuvo subordinada a una versión pastosa en la sonoridad y convencional en el criterio. Al terminar la actuación todavía ofreció fuera de programa una lenta y llana interpretación del preludio 4 en re mayor del opus 23 de Rachmaninov. Izik-Dzurko parece representar la debilidad que desde hace años manifiestan los concursos pianísticos como herramientas para el descubrimiento de la destreza musical y muy a pesar del potencial del pianista canadiense, por supuesto con muchas posibilidades ante un futuro que aún puede tomar direcciones muy diversas. Vino luego, y como cierre del programa, la cuarta sinfonía «Romántica» de Anton Bruckner muy posiblemente en la versión de Leopold Nowak (1953). La obra dejó clara la discontinuidad de la orquesta asturiana, particularmente en alguna familia instrumental como las trompas, pero sirvió para manifestar una actitud general de verdadero entusiasmo en complicidad con el muy sensato director Nuno Coelho quien acabó perfilando una estimable versión de la obra de Bruckner. En un tránsito creciente, la sinfonía se presentó con un primer movimiento construido sobre la mera superposición de acontecimientos musicales. El detalle en el perfil de los motivos musicales y la indudable capacidad narrativa de Coelho se hizo fuerte en un segundo movimiento bien acabado, en el «scherzo» delineado en secciones formalmente coherentes y bien ensambladas, y en el cuarto desarrollado a partir de un juego de tensiones capaces de llevar a la obra a una conclusión brillante.Nuno Coelho es titular de la Orquesta del Principado de Asturias desde la temporada 2022-2023 y desde entonces mantiene firme su autoridad musical avalada por la capacidad para poner orden y lógica en la estructura interna de la agrupación. La cuarta sinfonía de Bruckner escuchada en Santander ha servido de testimonio: era una apuesta musicalmente importante y nada fácil que, definitivamente, se resolvió con dignidad. Razón más que suficiente para la presencia de la orquesta ovetense en el Festival Internacional Santander en paralelo a otras propuestas de rango más internacional y aparente importancia.

Publicado el 26-08-2024 18:05

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