Se tiende a asociar (cual acto reflejo) al Domingo de Resurrección de Sevilla con Curro Romero. Podría ser una pantomima sin interés si no fuese por lo acertado de tal dicotomía, el hecho de que un día tan señalado como la resurrección de Cristo muerto, y llevado a la vida eterna por la voluntad del Padre, lleve implícito toda esa milagrería que representa la trascendencia del espíritu sobre la carne. ¿No es el arte eso mismo?Cuando en sus arcanos más secretos, vemos e intuimos ese sacrificio del hombre, el cual a través de su fe, consigue alzar su sentimiento para olvidarse del cuerpo (comogustaba a Belmonte), para dejarse llevar por su solísimo espíritu santo. Escribí en su día que yo no creo en los milagros (sería mucho decir), pero sí en los creadores que nos hacen creer en ellos. El toreo de Curro ha tenido mucha culpa en esa creencia mía, que si bien no es milagrosa, sí es cuestión de trance espiritual, de saber ver el lado oculto de las cosas, las cosas del alma, cuando te das cuenta de que, al margen de la belleza de su duende mismo, lo que habita es un hombre de carne y hueso con todo el sufrir y el desasosiego con el que el creador lidia, y que llegada la tarde y el toro adecuado, era capaz de llevar a la conmoción a toda una plaza con apenas dos lances, una media y una docena de muletazos. Algunos pensarán (los no creyentes) que ello albergaba algo de sugestión, de disparate y revuelo; que lo sigan pensando, pues en el toreo lo que prevalece no es sólo lo que se hace, sino el cómo se hace, cuestión de estilo y énfasis.Desde entonces nadie ha sido capaz de poner a media plaza en pie con sólo dos lances y una media, decir lo contrario sería mentir. ¡En realidad antes casi tampoco! Pues esa proeza sólo se la vi realizar a este camero y a un gitano de Jerez. La resurrección del arte, claro, ha sido tan misteriosa y caprichosa porque sólo se producía muy de cuando en cuando, cuando por Camas salía el sol y llegaba hasta el Guadalquivir, y en Jerez se asomaba la luna por los rincones de Santiago. A día de hoy, uno sigue escribiendo sobre ese vacío que nos dejó el toreo de Curro Romero, y que es un vacío que sigue llenándolo el latido y el compás de sus muñecas cuando a media altura nos decía esas cosas de la resurrección.
Publicado el 20-04-2025 21:16
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